sábado, 20 de marzo de 2010

Diario de una nevada.

Me levanto para ir al trabajo, y a través de la balconera Josep y yo vemos los coches blancos... "¡Hala, está todo nevado!". No es mucha nieve, y no nieva, pero son las primeras nieves del invierno en Gualba. Es 8 de Marzo de 2010...

Cojo el coche y me voy para el trabajo (en Sant Cugat del Vallès). Temo que las rampas de las dos salidas de la urbanización estén congeladas, pero no, el asfalto está completamente limpio de nieve... ¡bien! Salgo sin problemas y ningún incidente en todo el camino. Cuando me voy acercando al trabajo, empieza a nevar... toda la zona tiene ya un buen grueso de nieve.

Entro en el edificio (tras hacer algunas fotos con el móvil, maravillado por el paisaje nevado), y claro... el tema del día en cada rincón: la nevada. Me siento de cara al ventanal y veo como a medida que avanza la mañana cada vez nieva más y el grueso de nieve sobre la superficie ya blanca, aumenta...

Sobre las 11h llega un correo electrónico de la empresa: "Debido a las condiciones climatológicas extraordinarias de hoy, los departamentos de Seguridad y Prevención de Riesgos recomiendan a todos los trabajadores del centro (...) que se vayan no más tarde de las 4 de la tarde. De acuerdo con el centro de previsión meteorológica local, la nieve continuará cayendo durante el resto del día y la temperatura bajará considerablemente con el consecuente riesgo de heladas."... Bueno, esto parece que realmente va en serio.

Poco a poco la gente va dejando el edificio, hasta que sobre las 15h, tras recibir el mensaje "El departamento de Seguridad acaba de recibir un nuevo parte meteorológico en el que informan que la nevada se va intensificar el resto de la tarde y que durará hasta la madrugada. Por tanto se recomienda una salida escalonada del site para evitar congestiones más tarde.", mi jefe, que está enfermo en casa pero conectado al servidor de la empresa, me manda un mensaje que no deja lugar a dudas: "Marchaos ya. YA = YA".

Aviso a mis compañeros, y sobre las 15:10h salgo del edificio y cojo el coche. Hay bastante tráfico pero voy avanzando sin muchos problemas por la AP-7 en dirección a casa. A medida que me acerco a Granollers, el tráfico se intensifica. Hasta que queda toda la autopista parada, poco antes de la salida hacia la C-17. Tengo puesta la emisora "Catalunya Informació", que va repitiendo el rosario de carreteras cortadas, carreteras donde se necesitan cadenas, carreteras donde no se permite tráfico de gran tonelaje... Entre ellas (más de 170 en total, según afirman en la emisora), "mi" AP-7... donde, unas salidas más adelante, están dirigiendo a todos los camiones fuera de la autopista, ya que se prohíbe su circulación hacia Francia por la nevada. Eso provoca el parón en el que me encuentro. A eso se suma que un cable de alta tensión ha caído en la autopista... Bien, vamos sumando...

Entre tanto, le mando un mensaje a Josep, que tiene que regresar en tren, y le digo que salga ya, que los trenes (según el mantra radiofónico) también tienen problemas, sobre todo hacia el Norte...

La salida a la C-17 está igual de parada, pero decido "aventurarme" y tomar la salida (bueno, poooooooco a poooooooooco dirigirme hacia la salida...).

Josep me dice que está en la estación y que no hay signos de que vayan a pasar trenes hacia casa...  Se me está acabando la batería. Apago el móvil, por si hay alguna urgencia...

Unas horas más tarde, llego a Granollers... y casi no me queda gasolina... ¡uf! Sé que hay una a la salida de Granollers, pero llevo mucho tiempo casi sin moverme, y quedan unos... ¡2 km!, así que busco en el GPS la gasolinera más cercana (¡gracias GPS!) y con gran dolor dejo la cola, vuelvo hacia atrás, lleno el depósito, y me reincorporo a la cola... unos 500 metros antes. Unas horas y unos 1,5 km más tarde, aparecen unos Mossos d'Esquadra, un "mosso" y una "mossa", y él me indica muy amablemente que para ir hacia Sant Celoni puedo seguir por allí, pero que me recomienda tomar la salida, volver hacia Granollers y tomar otra ruta, ya que más adelante hay placas de hielo... Bueno, pues salgo, encuentro otra ruta, que enlaza con la que iba a tomar, pero unos kms más adelante. Seguimos con retenciones y alguna pequeña placa de hielo, pero en seguida, en cuanto tomo la C-60, la cosa se va aclarando y me quedo prácticamente solo en la carretera. ¡Vaya, qué sensación, esto de ir a más de 0,2 km por hora!

En cuando me acerco a Sant Celoni, la nieve desaparece de los laterales de la carretera... ¿habrá un microclima, han puesto mucha sal por todas partes, o es que casualmente no ha nevado mucho en esta zona (y sólo en esta zona, a juzgar por lo que la radio repite una y otra vez, y yo he visto durante todo el camino)? Aún así, estoy casi seguro de que llegaré a la entrada de la urbanización y me toparé con una rampa congelada que me obligará a dejar el coche y llegar andando a casa... ¡pero no! Subo la rampa (ni gota de nieve a la vista) y... ¡oh-oh!... me encuentro con una urbanización totalmente a oscuras...

Llego a casa, y veo que el coche de Josep está allí (¡menos mal!). Miro el reloj y son... las 00:30h... Después de casi 9,5 horas y media al volante (equivalente a conducir de Barcelona a Cáceres, París, Lugo, Milán o Málaga), con sólo una "parada" (sin contar el resto de "parones") para poner gasolina y hacer un pis, estoy agotado y ya sin ni siquiera ganas de ponerme a cenar...

Por suerte a la mañana siguiente ya ha regresado la electricidad, y puedo disfrutar de un soleado día de nieve de camino al trabajo y del trabajo a casa, sin incidentes... ¡pero con mucho frrrrrrrrrrrrío!

La anécdota me hace pensar en aquella vez que me quedé "encerrado" en la estación de Utrecht (Países Bajos) desde las 14h hasta las 21:30h por el fortísimo viento que azotó a centro-Europa, llegando a casa sobre las 23h... pero esa es otra historia.