viernes, 28 de diciembre de 2012

THE HOBBIT: AN UNEXPECTED JOURNEY (V.O.S.E.)

Hacer una trilogía de un libro no muy largo (300 y algo páginas), que además es más bien un cuento, especialmente comparado con "El Señor de los Anillos", que sí es largo (unas 1500 páginas), más intenso, y que sí es una trilogía originalmente, es cuanto menos algo sospechoso. Puede ser que se haya querido seguir el libro muy literalmente, aunque también puede que se haya querido alargar la cosa rellenando y prolongando las escenas, para llegar a hacer tres películas (originalmente iban a ser dos).

Leí "El Hobbit" ("The Hobbit or There and Back Again", escrito por el autor inglés J.R.R. Tolkien y publicado en 1937) hace mucho tiempo, y no recuerdo los detalles para poder decir si se sigue el argumento fielmente. Parece ser que algunos añadidos están sacados de unos "Apéndices" escritos por Tolkien. En todo caso, hasta que finalmente empieza la aventura, tuve la sensación de "uf, esta peli se me va a hacer larga... muy larga...". Y ni siquiera sabía que duraba casi 3 horas.

Sobre todo en la primera parte de la peli, algunas escenas se alargan mucho, y hasta contamos con un par de escenas cantadas, que a pesar de que estén el en libro, ralentizan mucho la peli. También, más adelante, hay diálogos que no llevan a nada, o escenas largas que no aportan gran cosa... Aunque se quiera ser fiel al libro, al hacer una adaptación al cine hay que precisamente adaptarlo, ya que cosas que funcionan en una novela, no necesariamente funcionan en una película, y deben acortarse o eliminarse, o incluso cambiarse o añadirse (sin variar excesivamente la trama). Un libro es más racional, más creativo, da juego para imaginar, mientras que una película es algo más visual, más inmediato, más literal: no necesitas por ejemplo largas escenas para imaginar a los personajes o conocerlos... ¡los ves!. A medida que avanza la historia la cosa mejora bastante. Te metes en la historia, en los personajes principales, en la acción, y las casi tres horas finalmente no se hacen tan largas.

Los efectos, muy bien. Vemos a un Gollum muy bien hecho, que claramente está más trabajado que el resto de seres diversos de la peli. En varias ocasiones se nota demasiado que los efectos son efectos (no es lo mismo saber que son efectos, que notarlo), por ejemplo los seres virtuales (como el Gran Trasgo, los tres trols, o las manadas de orcos, que mantienen cierto aspecto de dibujo animado), o la persecución de Radagast, un poco forzada por muy mago que sea, o algunas localizaciones. En todo caso, hay muchos efectos y mucha imagen generada por ordenador, que es lo suyo en una peli como ésta, pero hubiese agradecido más actores (bien) maquillados para darle a la peli una pátina algo más realista y más lugares reales (aunque fueran de plató o maqueta).

La actuación, muy bien. A mí personalmente me encanta Gandalf, interpretado de nuevo magistralmente por Ian McKellen, aunque Martin Freeman como Bilbo hace una muy buena actuación, consiguiendo que realmente veas a Bilbo (cosa que no me pasa tanto con la versión vieja de Bilbo, muy bien interpretada por Ian Holm). Y tenemos a un tercer personaje principal, Thorin, que es del que más sabemos en la película (personalidad, antecedentes...) y probablemente el más parecido a una persona real, perfectamente interpretado por Richard Armitage. Un personaje con el que tuve problemas es Kili, interpretado por el atractivo (tenía que decirlo) Aidan Turner: no podía evitar ver a John Mitchell de "Being Human"... ¿Y por qué es el único de los enanos, aparte del hijo del rey, no caracterizado (ni siquiera un bigote o una barba... y el pelo largo no cuenta)? A mí ya me está bien, ya, pero vamos... 


En general muchos de los personajes (casi todos los enanos en particular) están bastante caricaturizados. Y Radagast, aparte de la caricaturización, como personaje no me convence nada... (creo que en el libro prácticamente sólo aparece mencionado).

Una escena a destacar es el encuentro entre Bilbo y Gollum... simplemente fantástica. De principio a fin creo que puedes llegar a sentir todo tipo de emociones en mayor o menor medida: asco, miedo, compasión, tristeza, humor, misterio, alivio, tensión, curiosidad... Todo dirigido básicamente por Gollum y acompañado por Bilbo en un tándem que funciona perfectamente.

Aparte de la acción y de la historia, es una película muy visual. No sólo por los paisajes sino también por planos y encuadres muy adecuados para una aventura épica, así como por la caracterización de los personajes.

La V.O.S. siempre es mejor que el mejor doblaje (que normalmente son buenos), y en este caso, además, aporta una variedad de acentos británicos (celta, cockney, estándar...) que encajan perfectamente en el mundo de Tolkien, y enriquecen sutilmente el visionado de la película.

Una pregunta retórica (ATENCIÓN: SPOILER EN TODO ESTE PÁRRAFO): ¿Por qué pasan por todas las luchas, caminatas, peligrosas montañas, seres malvados, etc., y todo lo que se puede prever que les queda para llegar a la montaña en cuestión, cuando tienen águilas gigantes que les podrían dejar allí sanos y salvos, y en mucho menos tiempo? Claro, la respuesta es obvia: se cargarían una enorme parte de la historia, y la aventura se reduciría a lo que pasa en la montaña en cuestión. Bueno, ya he dicho que la pregunta era retórica. Y por cierto, toda la escena donde toda la tropa queda acorralada en los árboles, se enfrentan a Azog, y llegan las águilas, es otra escena muy destacable.

No la he visto en 48 fps (fotogramas por segundo), ni en 3D. Lo de los 48 fps parece ser que perjudica más que favorece: demasiado detalle, tan real que hace ver todo más artificial, distrae la atención, da sensación de aceleración del movimiento... o quizás simplemente no estamos acostumbrados a esta nueva dimensión de la imagen cinematográfica. La verdad es que tengo curiosidad por ver qué efecto producen los 48 fps.

Total, que a pesar de ese principio un poco arrastrado y las escenas largaslentas, me ha gustado, la recomiendo si te gustó "El Señor de los Anillos", y desde luego me ha despertado ganas de volver a leerme el libro.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Visc a Catalunya!


No hay quien los entienda. A los políticos, digo. En general, pero en concreto me refiero a los políticos del PP que ahora están en el Gobierno de España. Cuando la cosa está tan candente con el independentismo de Catalunya, van y sacan una propuesta de reforma educativa que crea gran polémica y remueve pasiones.

Y eso no mucho después de que el ministro correspondiente (el Sr. Wert) dijese en el Parlamento: "nuestro interés es españolizar a los alumnos catalanes y que se sientan tan orgullosos de ser españoles como de ser catalanes, y que tengan la capacidad de tener una vivencia equilibrada de esas dos identidades porque las dos les enriquecen y las dos les fortalecen"... ¡Ole!


Cómo me gusta que el bueno y generoso Gobierno Central piense tanto en mí y por mí, y de paso por todos los catalanes, y se esfuerce tanto en enriquecernos haciendo por todos los medios que nos sintamos orgullosos de ser españoles. Como en el despotismo ilustrado: "todo para el pueblo, pero sin el pueblo".

Para que yo me sienta orgulloso de España y de ser español (por cierto, la palabra orgullo proviene del catalán orgull), no hay que españolizarme, sino hacer del país, de sus valores, de su cultura, de sus instituciones, de su política, de sus políticos, de su nivel de educación, de su calidad en sanidad, de sus fuerzas de seguridad, de sus Comunidades Autónomas y la relación con y entre ellas, de sus leyes, de su gente... hacer de todo ello algo que me provoque ese sentimiento de orgullo.


No sé si la derecha española (políticos, medios y ciudadanos de a pie) no se da cuenta de que con los ataques, insultos y mentiras, con el fomento del odio hacia Catalunya y los catalanes (a todos, en el mismo saco), favorecen que el pueblo catalán (que es el que al final contará, más que los políticos catalanes) no quiera ser ni se sienta parte de esa unidad. O no se dan cuenta, o tal vez no les importe facilitar que cada vez más catalanes quieran ser independientes de España.


Y quizás a los políticos no les importe porque fomentando el ataque hacia unos (pocos, los catalanes), probablemente pretenden conseguir la amistad (o sea, los votos) de otros (muchos, el resto). Y lo malo es que lo consiguen en gran medida, sea por incultura, por ingenuidad, por mala leche...


¿Pero por qué el Gobierno hace esta propuesta de reforma educacional precisamente ahora? ¿Para demostrar su poder? ¿Para controlar a unos catalanes que se les van de las manos? ¿Para conseguir que Catalunya se niegue a aplicar una nueva ley de educación y así tener una excusa para tomar represalias?

Si el resto de España quiere evitar la secesión de Catalunya, debería hacerlo con diálogo, comprensión, atendiendo las reclamaciones (y no digo cumpliéndolas, sino al menos escuchándolas y analizándolas), proporcionando una convivencia aceptable por ambas partes (al menos viendo posibilidades, como el federalismo, se me ocurre...), no con insultos, ataques, y mal rollo.



El independentismo tiene también un componente más práctico: la falta de apoyo e inversión... ¿Por qué hay falta de inversión en carreteras en Catalunya? ¿Por qué no ha llegado aún el AVE de Barcelona a Francia, pero se ha hecho un tramo suelto en Galicia? ¿Por qué se han puesto trabas al Corredor Mediterráneo, y se ha intentado renegociar con Europa un Corredor Central por Aragón? ¿Por qué no llega el tren al puerto de Barcelona como se preveía? ¿Quizás para no tener que depender de una Comunidad Autónoma que se ve como una amenaza, y que quizás un día se separe? ¿No es cierto que ayudando a Catalunya se ayuda a toda España (además de mantenernos contentos) y que facilitar el transporte y la comunicación de Catalunya con el resto de Europa y el Mundo, es facilitar la exportación de productos españoles y que se invierta y se gaste en Catalunya, lo que al final significa inversión y aportación en España? Como me han dicho alguna vez "cuando más se les dé, más fuertes se harán y más usarán los medios a su alcance para separarse de España". Muy bien...

La cantidad de odio hacia Catalunya que se oye en radio o televisión y se lee en prensa o Internet es escalofriante. Sólo hace falta navegar un poco por Internet buscando "catalán" combinado con cualquier insulto y en multitud de foros y diarios digitales se encuentran todo tipo de desprecios. Se podría argumentar que son cuatro extremistas, pero el hecho es que hay ataques de periodistas, de políticos, de gente de la calle...: tacaños, secos, victimistas, pedantes, usureros, avaros, tristes, quejicas, miserables, insolidarios, ladrones, nacionalistas nazis, mal educados, antipáticos, pedigüeños, traidores, con complejo de superioridad, que sólo se miran el ombligo, desleales... además de los específicos catalufopolaco, catalino o fenicio... En fin... todo muy agradable y conciliador...

Catalufo supongo que viene de catalán + pitufo, por la barretina. La primera vez que oí que me llamaban fenicio por ser catalán (y eso que los fenicios se asentaron principalmente en el sur de la Península) tuve que preguntar si eso era bueno o malo... y parece ser que nos llaman así por comerciantes y avarosEn cuanto al término despectivo polaco, yo de pequeño pensaba que se nos llamaba así porque no nos entendían (como se habría podido decir búlgaro, noruegoturco), pero resulta que hay varias hipótesis de su origen. Quizás la más extendida sea que su origen está en el paralelismo entre la ocupación de Catalunya por las tropas franquistas durante la Guerra Civil Española en febrero de 1939 y la invasión de Polonia por la Alemania nazi en septiembre de 1939; es decir, que en origen la palabra de marras tendría el significado de "invadido y subyugado". Otra sitúa el origen durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España, donde en el bando a favor de Carlos de Austria (donde estaban los catalanes), había un batallón de mercenarios polacos, quedando como insulto para denominar a los catalanes.



Y resulta que esa antipatía crónica y congénita se dirige específicamente contra los catalanes, ni siquiera en tanta medida contra los vascos, y ya no digamos contra los murcianos, asturianos, riojanos o extremeños. Y sí, también se dicen barbaridades por parte de catalanes hacia los españoles o hacia los madrileños. Es un sistema que se retroalimenta constantemente. La diferencia es que el nacionalismo español quiere obligar a Catalunya a quedarse (incluso algunos sectores insinúan que por la fuerza armada), de paso dificultándole las cosas y creando mal ambiente, supuestamente en aras de la unidad, mientras que el nacionalismo independentista catalán solamente pretende que dejen a Catalunya segregarse y gestionarse por sí misma. En realidad, una parte de los anticatalanistas dicen que nos separemos de una vez y así poder perdernos de vista, y otra parte se queja de que los catalanes se quieran separar y no se solidaricen con el resto. ¡¿En qué quedamos?! En todo caso, para unos y otros somos unos desleales. Por suerte también se pueden oír y leer comentarios de apoyo.

En su día Catalunya (en realidad el Condado de Barcelona, con los condados anexos de la antigua Marca Hispánica ya independizada de facto de los francos, más la "Catalunya Nova" reconquistada) se unió al Reino de Aragón (manteniendo cada territorio sus leyes, costumbres e instituciones), luego la Corona de Aragón se unió a la Corona de Castilla, se echó a los moros, al final se juntaron todos los Reinos de la Península, se separó Portugal, en 1714 se abolió la autonomía de Catalunyase conquistaron y se perdieron colonias, se cedieron algunos territorios a Francia y otros al Reino Unido, se mantuvieron las Canarias, las Baleares, Ceuta y Melilla, y quedó la España actual como estado compuesto por Comunidades Autónomas. Total, que si después de tantos años de matrimonio (desavenido), una parte quiere divorciarse, quizás habría que planteárselo, o al menos ver por qué, y cómo solucionar los problemas de una forma u otra.

Algunos se quejan de que Catalunya quiera separarse en plena crisis, "como ratas que abandonan el barco que se hunde"... pues sí, se llama supervivencia (algunos se empeñan en llamarlo traición). Si estás en un barco (se hunda o no) que te debe un dinero prometido (que no robado) y te dice que esperes sentado; donde la tripulación, incluido el capitán, y gran parte de los pasajeros te menosprecian o te insultan (desde los insultos antes mencionados, hasta cosas como "muerte a todos los catalanes hijos de puta"), y cuando pagas tu parte del fondo común pero al repartir no se te da casi ningún beneficio, dificultando tu desarrollo... Con ese panorama, a mí no me apetece quedarme en ese barco, la verdad.

Ya hice algunos comentarios sobre el tema en otra entrada hace tiempo, pero la cosa da de sí... sobre todo con los últimos acontecimientos. Diría que desde el follón con el Estatut el asunto del independentismo cada vez ha cobrado más peso, no únicamente entre los políticos sino también entre la población catalana. 

Los independentistas más radicales ya no son una minoría como lo ha sido hasta hace no muchos años. Y la negativa de Mariano Rajoy sobre el pacto fiscal propuesto por Artur Mas, la masiva manifestación con carácter independentista del pasado 11 de septiembre, y los resultados de las elecciones anticipadas y pseudoplebiscitarias del pasado 25 de noviembre, además de muchos comentarios oídos a raíz de todos estos sucesos, han sido catalizadores que han acelerado el proceso, que nadie sabe adónde nos va a llevar, ni cómo, ni cuándo.

Yo siempre he pensado que el tema catalán no tiene solución dentro de España. Después de 35 años de democracia en España, Catalunya y los catalanes siguen siendo un problema. Su idioma, su cultura, su carácter, sus costumbres, su nivel económico, su política, sus aspiraciones... todo lo que sea catalán es susceptible de ser criticado e insultado por unos o por otros (por suerte no por todos).

Parece que desde muchas posturas el enriquecimiento que da la convivencia de lenguas, culturas y tradiciones, en la práctica sólo cuenta para lo español en Catalunya, no para lo catalán (o vasco, o gallego, o andaluz) en el resto de España. El único nacionalismo bueno y aceptable es el nacionalismo español. Los demás, como que molestan...


Catalunya ha sido una tierra de paso, con lo que ha interactuado e interactúa con otros pueblos, otras lenguas, otras culturas, sin grandes problemas. ¿Por qué gran cantidad de inmigrantes del resto de España se han quedado aquí, repartidos por el territorio catalán? Y no sólo en tiempos de vacas flacas, cuando hay que aguantar lo que sea. Incluso muchos se sienten catalanes.


La famosa e inteligente frase de Josep Tarradellas, dirigiéndose al pueblo como Presidente de la Generalitat de Catalunya tras del exilio durante la Guerra Civil Española, "Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!" ("Ciudadanos de Catalunya, ¡ya estoy aquí!"), es un gran símbolo de cómo aquí se considera catalán a "toda persona que vive y trabaja en Catalunya y quien quiere serlo. Es decir, la condición de catalán no viene dada por el pasado o por la sangre, sino por el presente y el futuro, por la propia decisión y por el vivir en común." (en palabras de Jordi Pujol). Y claro, también hay muchos catalanes de nacimiento y de espíritu, que viven y trabajan en otras partes del mundo y que evidentemente son tan catalanes como el resto.


Yo me siento español (lo soy) y me siento catalán (también lo soy), pero de hecho no me siento orgulloso ni de ser español, ni de ser catalán. En todo caso cada vez me siento menos español y menos identificado con gran parte de la cultura, la sociedad y la forma de hacer españolas. Evidentemente gran parte de la culpa es de los políticos. Pero al fin y al cabo es la población española quien pone a un político u otro en el Gobierno. Y, como dice el chiste ("¿qué crees que es peor: la ignorancia o la indiferencia?..."), hay una gran parte de la población española que, respecto a la política de este país (y también otras cosas), ni lo sabe ni le importa, y lo malo es que aún así, votan lo primero que les pasa por la cabeza, a ciegas ("éste no me gusta, lo ha hecho todo muy mal... y hay otro partido grande... pues lo voto", tenga el programa, la ideología o el contenido que tenga). Cada vez siento más vergüenza (posiblemente es en realidad un sentimiento de vergüenza ajena) de este país y claro, por extensión, de ser español.


Manifestación 11 SEP 2012
Cuando un partido político como CiU y políticos como Jordi Pujol o Artur Mas (que siempre han sido nacionalistas pero no separatistas, y que desde origen han apoyado y defendido el estado de las autonomías) ven la independencia no sólo como una opción válida, sino como la opción por la que apuestan; cuando millón y medio de personas sale a la calle un 11 de septiembre en una manifestación a favor de la soberanía del pueblo catalán; cuando en las últimas elecciones votó prácticamente el 70% de la población catalana, batiendo récords, y el resultado es que (a pesar de que se haya reforzado algo a los partidos antiindependentistas, y a pesar del castigo a CiU por los recortes) un 64% de los escaños corresponde a partidos que como mínimo consideran la independencia como opción; cuando la opción federalista ha tenido poco apoyo en las urnas...; cuando todo eso pasa, es que desde el resto de España las cosas se están haciendo muy mal.

Por supuesto España y los españoles tienen muchas cosas buenas. Muchas. Pero cada vez creo que no llegan a compensar a las malas: fraude, corrupción, incultura, falta de criterio, irresponsabilidad, falta de previsión, deshonestidad, aprovecharse de todo y de todos, engaño, amiguismo, vagancia, tráfico de influencias, fanatismos, despilfarro... etcétera (con todas las letras). De políticos y de no políticos. Y todo eso no es exclusivo de fuera de Catalunya (por eso tampoco me siento totalmente orgulloso de ser catalán), pero comparativamente tengo la impresión de que aquí pasan menos de todas esas cosas y en menos medida, en términos relativos.

Yo nunca he sido independentista. Ni mi familia. Ni mi entorno. Mis ramas genealógicas se extienden por Extremadura, Aragón y Galicia, además de Catalunya. De eso sí que me siento orgulloso, por la variedad y la mezcla enriquecedora que seguro que ha aportado mucho a mi personalidad y a mis valoresTampoco me identifico en absoluto con la estelada. La bandera catalana es la senyera: las quatre barres de toda la vida (desde antes del año 1150).

En realidad, cuando estuve viviendo en los Países Bajos mi españolidad se vio intensificada. Por estar lejos, por apreciar las cosas buenas de la cultura española, por comprobar que tengo muchas más cosas en común con un granadino, un madrileño o un canario, que con un neerlandés, un francés, una sueca, un británico, o una ghanesa.

Pero paralelamente cada vez tengo más sentimiento de apego y pertenencia a Catalunya, su cultura, su idioma, su historia, sus costumbres, sus tradiciones. Para mí en eso consiste el nacionalismo. Que muchas veces es confundido y mezclado con el separatismo o independentismo. Puedo sentirme español y a la vez sentir que Catalunya, dentro de España, tiene unas serie de características propias que son suficientes para hacerla diferente, y sentirme especialmente identificado con ello. Pero que no tiene que ser un sentimiento excluyente, sino complementario (y enriquecedor).

Movimientos separatistas en España
(con fuerzas políticas)
Mucha voces se oyen que pretenden desmontar los nacionalismos e independentismos a base de decir que el mundo de hoy va hacia la unión, no hacia la separación, que la Unión Europea es un gran ejemplo de que el secesionismo no tiene sentido, que en el mundo global en el que vivimos los separatismos no llevan a ninguna parte, etc. Y es muy fácil creerse todo eso, de hecho hay una buena parte de ello que es cierta. Sin embargo, para empezar, la dichosa Unión Europea no es una unión debida a que todos los países miembros quieren unirse fraternalmente porque somos todos muy globales... No. Se unen por intereses económicos, políticos, y estratégicos. Bastante alejados de la gente, el pueblo.

Movimientos separatistas en Europa
Exagerando un poco: dile a un francés que a partir de ahora va a tener que hablar inglés, y dejar de ser francés para ser "europeounidense" y gran parte de la gestión y legislación va a venir del Parlamento Europeo y de un Presidente Europeo (mucho más de lo que ya dicta Merkel y compañía). ¿Por qué hay tanta polémica con los dictados de la Unión Europea si estamos tan unidos? ¿Por qué el Reino Unido, Dinamarca o Suecia no han adoptado el Euro si estamos tan unidos? ¿Por qué Suiza o Noruega no forman parte de la Unión Europea si estamos tan unidos? ¿Quizás no estamos tan unidos?

Un Estados Unidos de Europa creo que tal como están las cosas seguramente no llegará a realizarse a no ser que unos intereses muy fuertes se impongan. Ha habido varios intentos en la historia de unificar Europa: El Imperio Romano, Carlomagno, Carlos V, Napoleón, Hitler... al final todos, unos por suerte y otros por desgracia, fracasaron. Quizás la economía moderna lo consiga dentro de unas cuantas décadas...


Sólo hablando de Europa, además de los territorios ya segregados como los de las antiguas Unión Soviética, Checoslovaquia o Yugoslavia, la cantidad de nacionalismos y separatismos (unos para independizarse, otros para agregarse a otro territorio) es considerableCatalunya / Països Catalans, Euskal Herria, Galicia, Valencia, Andalucía, Canarias, Aragón, Asturias y Val d'Aran en España; los Sami en Escandinavia; Baviera en Alemania; Frandes, Valonia y la Comunidad Germanófona en Bélgica; las Islas Feroe en Dinamarca; Åland en Finlandia; Alsacia, Bretaña, Rosellón, Niza, Occitania y Saboya en Francia; Valle de Aosta, Cerdeña, Sicilia, el Tirol del Sur y Véneto en Italia; Frisia en los Países Bajos; Algarve y Azores en Portugal; Cornualles, Escocia, Gales, Isla de Man e Irlanda del Norte en el Reino Unido; Chechenia y Kaliningrado en Rusia; Kosovo en Servia; Jämtland en Suecia; entre otros, unos más asentados, numerosos y avanzados, como Catalunya, Escocia y Flandes, otros menos. Y eso son al fin y al cabo personas que desean cambiar su estatus en relación con el grupo o territorio al que ahora pertenecen, o recuperar el estatus perdido, a nivel cultural, económico, social, étnico, legal, etc., o todos a la vez.


Movimientos separatistas en el Mundo

De hecho, creo que también sería difícil llegar a la unidad independiente de los Països Catalans... Yo personalmente casi el único vínculo que siento hacia los demás territorios de los Països Catalans (Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Andorra, Franja de Ponent, la Catalunya Nord, El Carxe o l'Alguer) es el idioma. Claro que hay una historia común como tierras conquistadas e incorporadas a la Corona de Aragón. Pero no me siento tan identificado con ellas. Por otra parte, si ya es muy complicado simplemente plantear la separación de una sola Comunidad Autónoma (Catalunya en este caso), ya no digamos si hablamos de otras Comunidades Autónomas (Comunidad Valenciana, Islas Baleares), de parte de ellas (Aragón, Murcia), o de incluso involucrar a otros estados (Francia, Italia). Así que me parece poco realista pensar en una unidad independiente de todos esos territorios. Además de que no creo que haya un peso de población a favor de esa unión suficiente como para llevar adelante tal iniciativa.

En definitiva, creo que los dos grandes asuntos que en nuestro caso han movido el tema de la independencia principalmente han sido la economía y el idioma. Bueno, y los resquemores históricos que han encendido pasiones, de un lado y del otro.

En Escocia el idioma no ha jugado un papel en el planteo de independencia, con lo que seguramente los inmigrantes de otros lugares del Reino Unido se han sentido escoceses más fácilmente, más rápidamente y en mayor número que aquí, haciendo que el partido nacionalista escocés (SNP) haya conseguido una mayoría en las últimas elecciones (2011). Eso les ha permitido mantener una propuesta de referéndum sobre la independencia de Escocia, que finalmente el Gobierno Británico les ha concedido para el 2014. Al menos el Gobierno Británico, después de negociar con el Gobierno Escocés, ha reconocido el derecho de los escoceses a expresarse democráticamente sobre cómo quieren que sea su futuro. Luego seguramente habrá largas y complejas negociaciones, según sean los resultados.

Aquí en cambio el idioma es un tema muy polémico (más fuera que dentro) que seguramente dificulta bastante las cosas. Hay catalanes que se niegan a hablar castellano (cosa que me saca de quicio), y hay quienes no quieren seguir el modelo catalán de inmersión lingüística en Catalunya, pero en general creo que dentro de Catalunya no hay grandes problemas con el idioma. Algunos inmigrantes, de dentro y de fuera de España, se esfuerzan en aprender catalán, otros no, pero creo que al final todos en mayor o menor medida acaban al menos entendiéndolo. Y lo más importante: prácticametne todos en Catalunya acabamos entendiéndonos.

El mayor problema con el catalán está fuera de Catalunya. A mí mismo me han llegado a comentar, en Madrid en este caso, lo difícil que resulta hablar castellano en Barcelona... así, afirmándolo... Mi respuesta fue que tenían que dejar de creerse las mentiras, exageraciones y generalizaciones de Telemadrid, de Intereconomía y de algunos políticos. También se oyen afirmaciones como que en Catalunya a los niños que hablan castellano se les castiga... Claro, claro...

Cuando estás acostumbrado a hablar tanto castellano como catalán, los hablas indistintamente, casi sin darte cuenta; incluso en una misma conversación puedes ir cambiando entre los dos idiomas según con quién hables, dependiendo de en qué idioma estés acostumbrado a hablar con cada persona (algo que normalmente se fija de forma natural en la primera conversación). Y al hablar castellano cuando hay no catalanoparlantes presentes, a veces incluso surge la queja de que no das la posibilidad de aprender o practicar el catalán. Al final yo nunca sé qué hacer, porque no sabes a priori si la persona te va a entender. En esos casos, yo normalmente intento hablar castellano, o pregunto a la persona en cuestión qué prefiere.

Por otra parte, aquí el Gobierno central se cierra en banda a dejar que se realice un referéndum entre la población catalana. ¿Simplemente por ignorar a los catalanes? ¿Por miedo a que salga un sí mayoritario a la independencia? Y no sólo eso, sino que se aboga por, en el hipotético caso de que se realizase un referéndum (legal, por supuesto), hacerlo entre toda la población española. ¡Ea, ahí queda eso!

Está muy bien saber qué opina toda la población española sobre que Catalunya se independice o no. Pero se trata de saber qué opinan los catalanes sobre su propio futuro en relación con España. Lo que opine el resto de la población es en este caso irrelevante, por mucho que la decisión final afecte a la unidad de todo el territorio nacional. Porque lo que se pone en juego es el derecho de autodeterminación. No se trata por ejemplo de que la población de un territorio vote si acepta que otro territorio se anexione. Sino que se trata de saber si una mayoría dentro de una porción del pueblo (los catalanes) quiere seguir siendo parte del conjunto o quiere independizarse. La autodeterminación es un derecho internacional dado, aunque no esté reconocido en la intocable (sólo cuando conviene) Constitución Española. Y hacer el referéndum a nivel de todo el estado tendría el mismo valor que no hacerlo, porque de qué sirve para mi autodeterminación como catalán dentro de España que, por ejemplo, un extremeño vote "no" o que un asturiano vote "sí"... en todo caso esos votos significarían que el conjunto de la población española veta o confirma el derecho de autodeterminación del pueblo catalán.

Por ahora hay principalmente tres grandes posibilidades a plantear en un posible referéndum: segregarse, formar una federación, o seguir como Comunidad Autónoma (como hasta ahora). De ellas, sólo dos son opciones que el pueblo catalán puede realmente elegir por sí mismo: la primera, independizarse de acuerdo con el derecho de autodeterminación, y la última, pues no implica cambios. Porque el federalismo conlleva cambiar la forma de organizar el estado, afectando directamente a la organización del resto de Comunidades Autónomas; y eso ya sí que depende de que una mayoría en el estado (o en el Gobierno) apueste por ello.

En fin, este "Juego de Tronos" es un tema muy complejo y con múltiples puntos de vista, opiniones, intereses y aspiraciones. Qué mejor que acabar con unas palabras de Pau Casals en la ONU.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Artículo de Ramón Chao sobre los catalanes





08 de diciembre del 2005

¡Visca Catalunya!

| RAMÓN CHAO |


ME GUSTAN los catalanes porque a lo largo de su historia acogieron e integraron a íberos, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, judíos, árabes y toda clase de charnegos y sudacas, sin conocer los problemas que afectan ahora a Francia; es un ejemplo.

Me gustan los catalanes porque ya el 7 de abril de 1249 (uno va hacia Matusalén) el rey Jaime I nombró a cuatro prohombres de Barcelona (los paers) para dirimir los conflictos de la ciudad sin violencias ni reyertas. Esos hombres sabios, que pasaron a cien en 1265, (el Consell de Cent), iniciaron el sistema del gobierno municipal de Barcelona. Gracias a ellos reinó allí la concordia, y antes de empuñar las armas prefirieron siempre emplear la razón.

Me gustan los catalanes porque en toda su historia no han ganado ni una sola guerra, y encima les da por conmemorar como fiesta nacional una de las batallas que perdieron en 1714 a manos de las tropas de Felipe V de Borbón. Cataluña había dejado de ser una nación soberana. Desde entonces, cada 11 de septiembre muchos catalanes y catalanas, como hay que decir ahora, se manifiestan para reclamar sus libertades.

Me gustan las catalanas porque una de ellas, joven y bien plantada por cierto, no vaciló en pegarse a mi espalda durante cuatro días en el asiento trasero de una Vespa cuando recorrí la península en pos de Prisciliano.

Me gustan los catalanes porque tienen de emblema un burro tenaz, trabajador y reflexivo, muy alejado del toro ibérico cuyas bravas y ciegas embestidas lo abocan a la muerte. Estos animales son de una raza registrada, protegida, y prolíferos sementales. Al igual que el cava, se exportan a numerosos países para mejorar la especie autóctona, como a Estados Unidos, donde crearon el Kentucky-catalan donkey. Y allí no piensan, ni mucho menos, en boicotearlos.

Cierto es que en el carácter catalán confluyen las virtudes del asno. Pero los rasgos diferenciales no se limitan a los de este cuadrúpedo. La población catalana se define por una doble característica: el seny y la rauxa. El seny implica sabiduría, juicio mesurado y sentido común. Tenía seny aquel catalán que iba en un compartimiento de un tren al lado de la ventanilla. Tiritaban de frío y los otros pasajeros le pidieron que la subiera: «Es igual», contestó a varias solicitudes, hasta que un mesetero se levantó furioso y alzó la ventanilla... ¡cuyo cristal estaba roto! «Es igual», volvió a repetir el buen hombre con toda su santa cachaza.

Al seny le responde la rauxa, asimilable a la ocurrencia caprichosa, la boutade (frase ingeniosa y absurda). Cuando de joven y surrealista Dalí iba en el metro y veía a un cura con sotana, le decía: «Siéntese, señora». La alianza de estas dos facetas en un solo individuo forma el carácter catalán, que se comunica, se comparte y se aprecia. El otro día al regresar a París en avión desde Barcelona quise ayudarle a un pasajero, dada la exigüidad del espacio, a ponerse el abrigo: «No, por favor, no se moleste, que bastante trabajo me cuesta a mí sólo». Pero lo más refinado lo percibí en el taller del ceramista Artigas. Él y Joan Miró estaban trabajando en el mural del aeropuerto de Barcelona. Le pedí a Miró que le dedicara una lito a mis hijos. Puso: «Para Manu y Antoine afectuosament». Cuando la vio Artigas hizo este parco comentario: «Te lo escribió en catalán para ahorrarse una letra».

Me gusta Cataluña porque allí, según Arcadi Espada, don Quijote recobró la razón, sin duda contagiado por el seny. Me hubiera dado mucha pena que el Ingenioso caballero muriera loco.

Me gusta Cataluña en fin y sobre todo porque uno de mis hijos eligió su capital para vivir en ella por ser una ciudad abierta, tolerante y discreta.

lunes, 3 de diciembre de 2012

SÓC LLETJA

Ésta es una crítica especial. Y es especial porque es de una obra de teatro donde actúa alguien que conozco. No sólo actúa, sino que es coprotagonista. Y no sólo lo conozco, sino que le tengo mucho cariño. Nunca antes lo había visto actuar. En todo caso, ésta va a ser una crítica tan personal y subjetiva como todas las otras. Ni más, ni menos.

"Sóc lletja" ("Soy fea") es una obra de teatro musical escrita por Sergi Belbel y Jordi Sánchez en 1997.

Es básicamente una crítica sin filtros a la superficialidad y la tiranía de la estética en nuestra sociedad, tan vigentes ahora como cuando se escribió la obra, si no más.


Cuando fui a verla, no sabía qué iba a ver. Esperaba ver un grupo más o menos amateur, en una obra más o menos distraída. Y cuando me dijeron que la primera parte duraba dos horas y que después del descanso había una hora más de obra, pensé que se me haría larga y pesada, cuanto menos...

Pero no. No sólo no se me hizo larga, sino que me quedé con ganas de más. Quedé muy gratamente sorprendido tanto por la obra como por la actuación.

Es una obra muy crítica, punzante, que da donde duele. Donde, en mayor o menor medida, nos duele a todos. Y con eso ya te involucra desde el primer momento.


En general, el flujo de la historia es coherente y con una estructura sólida. Se combinan de una forma muy equilibrada, inteligente y efectiva, la comedia, el drama, la crítica, la ironía, la brutalidad... La historia te engancha y no sabes muy bien a dónde te va a llevar. A veces te sorprende. A veces te supera. Pero si te dejas llevar, vas descubriendo todos los recovecos, que al fin y al cabo no son más que reflejos de nuestra sociedad, de nosotros.

Es un musical porque hay canciones a lo largo de la obra, pero no es un musical típico. Casi lo llamaría un musical alternativo. Las canciones no son realmente la pauta alegre y triste de la historia, que normalmente nos abstrae de la realidad (de la obra) casi como una pausa, para devolvernos a la línea argumental cuando acaba la canción. En este caso es parte del flujo, es un acento, un impulso, que no da la sensación de interrumpir la historia. Incluso diría que hay cierta burla hacia los musicales tradicionales.


La actuación de los dos protagonistas, la "lletja" y Samuel Guasch, es magnífica. Las dos interpretaciones me han llegado, me han tocado, me han hecho pensar y me han hecho sentir. Están muy lejos del grupito amateur que suponía que vería. Un actor que transmite es sin duda un buen actor. Y tanto ella como él me han transmitido; he visto a los personajes, no a los actores. Y aunque la interpretación de los dos protagonistas es excelente, y muy por encima de la de casi todos los demás, la de Samuel Guasch destaca claramente; aunque sólo fuera por el simple hecho de que su interpretación me ha llegado a emocionar en varios momentos.


Todos los actores en mayor o menor medida, incluso el que interpreta a Samuel, han tenido su momento de sobreactuación. Pero aún así el salto entre los dos protagonistas y el resto es muy grande. Demasiado. Algunos de los personajes terciarios realmente dan esa impresión de ser amateurs (o quizás no están suficientemente trabajados), incluso alguno de los secundarios también.

El nivel de canto ha sido algo variado. Pero si tenemos en cuenta que, tal como comentaba, las canciones no se presentan como una especie de pausa para mostrar específicamente las habilidades vocales de los actores, me parece un nivel correcto en general. Sí que destaco las canciones de Samuel: gran intensidad en la interpretación, un alto nivel que ha mantenido casi en todo momento, quizás eché de menos un mayor control en la distancias del micro al cantar, y en todo caso destaca como cantante tanto como actor.


Los escenarios: geniales. Una escenificación mínima y neutra, que aparte de ser fácil de montar, desmontar y mover entre escena y escena, posibilita que uno se centre prácticamente al 100% en los personajes, lo que les pasa, y sus interacciones, sin ningún tipo de distracciones.

Finalmente, es genial la manera de jugar con el dentro y fuera del escenario. A veces el público no es público de la obra, sino público en la obra; a veces los actores forman parte del público; a veces el actor se pasea entre el público y hasta interacciona con él; a veces el público es un amigo invisible...

Total: una obra que es teatro, que es musical, y que se hace espectáculo; unos actores que, desde el más al menos convincente, le dan cierta frescura y hasta un toque de ingenuidad a la obra; una obra que volvería a ver sin reparos y que recomiendo sin duda. ¡Espero que se repita el año que viene!